La Compañía de
Jesús llega a Piura a fines de los años cincuenta luego que ciudadanos y
ciudadanas de grata recordación como Rómulo Franco, Albina Vignolo de Irazola,
Alejandro Riofrío, Pablo Seminario y Feliciano del Campo, entre otros, coordinaron
la presencia jesuita en esta capital. Fue con el colegio San Ignacio de Loyola,
que inició sus labores en 1959, que llega la Compañía a Piura. El primer rector
fue el P. José Ridruejo SJ, siguiéndole en esa función los P. Prado, García
Hernández-Ross, Bambarén y Cerrato hasta fines de los sesenta.
En los años siguientes la presencia de la Compañía se consolidó con el arribo en 1972 de otro grupo de jesuitas, como el P. Vicente Santuc, que funda el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) y luego Radio Cutivalú en 1986 con el apoyo de monseñor Oscar Cantuarias, inolvidable pastor de aquellos tiempos turbulentos. También llegaron en ese grupo los destacados P. Bruno Revesz y P. Juan Hernández. Del mismo modo, por esos años comienzan los colegios Fe y Alegría, otra gran obra para la juventud estudiosa del departamento.
Entre los jóvenes jesuitas que recibió Piura destaca el P. Francisco Muguiro Ibarra SJ, quien muy joven en 1965 pasa su primera temporada en esta tierra con la que tendría una larga y fructífera relación. La leyenda que circulaba en nuestras mentes escolares era que el P. Paco había jugado en un gran club del fútbol español y que su estrella brilló en su tierra alto, muy alto. Si bien fue nuestro maestro cuando éramos niños, a Paco Muguiro siempre lo seguimos en su labor de promoción social de los grupos menos favorecidos de la sociedad piurana.
Hoy, que la Universidad Nacional de Piura, le concedió –junto a tres destacadas personalidades- el Doctorado Honoris Causa, Piura reconoce el incansable trabajo del P. Muguiro en favor de los campesinos, en especial de la Comunidad San Juan de Catacaos, así como su trabajo en la Diaconía para la Justicia y la Paz del Arzobispado de Piura y Tumbes de ese entonces. Su talento y valerosa entrega lo llevaron a defender tantas causas complejas a las que Paco nunca rehuyó.
Piura, la segunda región más poblada del país, pronto tendrá 2 millones de habitantes, y un mundo rural con expectativas de progreso. No hay duda que lo que sembraron esos jóvenes jesuitas, en especial en el Bajo Piura, son semillas que hoy deben tener cosechas abundantes. En especial en las familias, con nuevas generaciones mejor preparadas para avanzar en un mundo con tantos desafíos como el que vivimos.
El padre Muguiro dedicó 27 años de su vida en apoyo de Piura. La presencia de muchos hombres y mujeres de Mocará, Pozo de los Ramos y Cumbibira la mañana en su homenaje fue una muestra del agradecimiento fraterno que le tributan a este religioso tan cálido, directo y trabajador quienes en aquellos años eran jóvenes, hoy muchos ya con nietos y nietas.
Nunca será suficiente decir gracias a quienes dejaron atrás familia y terruño para venir a estas comarcas a trabajar e inspirados en la mística de sus fundadores se hicieron pescadores de hombres, capacitando, informando y guiando a miles de piuranos y piuranas hacia la construcción de un mejor mañana. Hoy la Plataforma Apostólica Regional Jesuita está conformada por catorce instituciones, que comparten su misión de trabajar al servicio de la fe y de la promoción de la justicia, por una sociedad más inclusiva y solidaria.
Desde las colcas de las cooperativas comunales con las labores de alfabetización -según Luisa Guarnizo, quien trabajó en el equipo de ese entonces-, el P. Paco ‘enseñó a valorar lo nuestro … hiciste de lo cotidiano un saber, un continuo aprendizaje de lo humano, trabajando por la paz y la justicia’. Gracias Paco, siempre gracias.
Avenida Piura
Piura. 16 Dic 2019En los años siguientes la presencia de la Compañía se consolidó con el arribo en 1972 de otro grupo de jesuitas, como el P. Vicente Santuc, que funda el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) y luego Radio Cutivalú en 1986 con el apoyo de monseñor Oscar Cantuarias, inolvidable pastor de aquellos tiempos turbulentos. También llegaron en ese grupo los destacados P. Bruno Revesz y P. Juan Hernández. Del mismo modo, por esos años comienzan los colegios Fe y Alegría, otra gran obra para la juventud estudiosa del departamento.
Entre los jóvenes jesuitas que recibió Piura destaca el P. Francisco Muguiro Ibarra SJ, quien muy joven en 1965 pasa su primera temporada en esta tierra con la que tendría una larga y fructífera relación. La leyenda que circulaba en nuestras mentes escolares era que el P. Paco había jugado en un gran club del fútbol español y que su estrella brilló en su tierra alto, muy alto. Si bien fue nuestro maestro cuando éramos niños, a Paco Muguiro siempre lo seguimos en su labor de promoción social de los grupos menos favorecidos de la sociedad piurana.
Hoy, que la Universidad Nacional de Piura, le concedió –junto a tres destacadas personalidades- el Doctorado Honoris Causa, Piura reconoce el incansable trabajo del P. Muguiro en favor de los campesinos, en especial de la Comunidad San Juan de Catacaos, así como su trabajo en la Diaconía para la Justicia y la Paz del Arzobispado de Piura y Tumbes de ese entonces. Su talento y valerosa entrega lo llevaron a defender tantas causas complejas a las que Paco nunca rehuyó.
Piura, la segunda región más poblada del país, pronto tendrá 2 millones de habitantes, y un mundo rural con expectativas de progreso. No hay duda que lo que sembraron esos jóvenes jesuitas, en especial en el Bajo Piura, son semillas que hoy deben tener cosechas abundantes. En especial en las familias, con nuevas generaciones mejor preparadas para avanzar en un mundo con tantos desafíos como el que vivimos.
El padre Muguiro dedicó 27 años de su vida en apoyo de Piura. La presencia de muchos hombres y mujeres de Mocará, Pozo de los Ramos y Cumbibira la mañana en su homenaje fue una muestra del agradecimiento fraterno que le tributan a este religioso tan cálido, directo y trabajador quienes en aquellos años eran jóvenes, hoy muchos ya con nietos y nietas.
Nunca será suficiente decir gracias a quienes dejaron atrás familia y terruño para venir a estas comarcas a trabajar e inspirados en la mística de sus fundadores se hicieron pescadores de hombres, capacitando, informando y guiando a miles de piuranos y piuranas hacia la construcción de un mejor mañana. Hoy la Plataforma Apostólica Regional Jesuita está conformada por catorce instituciones, que comparten su misión de trabajar al servicio de la fe y de la promoción de la justicia, por una sociedad más inclusiva y solidaria.
Desde las colcas de las cooperativas comunales con las labores de alfabetización -según Luisa Guarnizo, quien trabajó en el equipo de ese entonces-, el P. Paco ‘enseñó a valorar lo nuestro … hiciste de lo cotidiano un saber, un continuo aprendizaje de lo humano, trabajando por la paz y la justicia’. Gracias Paco, siempre gracias.
Avenida Piura